Opinión: Lic. Cristian Wertmuller

Pensar como grande, pero no creerse grande…

21 febrero, 2018 | Revista nº 16

Opinión: Lic. Cristian Wertmuller

Hace bastantes años, mientras estudiaba la carrera de Lic en Administración, tuve la posibilidad de ayudar al dueño de un pequeño comercio a incorporar algunas mejoras de gestión. Recuerdo que en una de las primeras charlas que tuve con este empresario, estábamos hablando de costos y me comentó mediante un ejemplo muy gráfico cómo él se daba cuenta cuándo ganaba o perdía en el negocio: “Este es mi debe y éste mi haber…” me decía mientras se señalaba primero el bolsillo delantero de su pantalón y luego el bolsillo trasero. Entonces agregó: “cuando tengo que sacar plata de mi casa para poner en el negocio” (señalándose el bolsillo de atrás), “es cuando me doy cuenta que estoy perdiendo…”. La verdad es que así de simple y cómico como parece, es como muchas veces funciona la lógica de Management de nuestros empresarios PYMES.

Esta persona creía cómo algo normal, tener que gastar recursos de la familia para destinar a cubrir “huecos financieros” en la empresa, y vivía con la presión diaria de cubrir los baches que a los pocos días se volvían a abrir!. Utilizaba cómo mecanismo de gestión, la técnica del “masomenómetro”, los costos los calculaba más o menos, la estrategia de difusión era más o menos, financieramente se manejaba más o menos…

“Pensar como grande, pero no creerse grande” es un concepto que solía repetirnos un profesor de la facultad, cuando cursaba los primeros años de la carrera, y la verdad, en esos tiempos, la mayoría de los que allí estábamos no alcanzábamos a entender qué nos quería decir realmente con eso…

Pasó mucha agua bajo el puente, pero esa frase me quedó grabada, y aún hoy la sigo mencionando en diferentes ámbitos, sobre todo cuando hablo con emprendedores porque me parece sumamente importante esto de que ellos piensen como si fueran grandes empresarios, pero nunca llegar a creer que lo son (al menos no hasta que efectivamente lo sean!). Esta frase encierra una idea que a simple vista parecería entendible, pero les puedo asegurar, no es siempre practicada.

Pensar como grande, sería, por ejemplo que quien decida emprender algo productivo, diseñe su plan de negocio, estrategia comercial, sistema de costos, planes de contingencia, etc. Es decir, introducir todas aquellas herramientas que empresas más importantes realizan con equipos de profesionales, y que suelen dar muy buenos resultados. No importa que sea una sola persona la que esté al frente del emprendimiento, lo importante es que los conceptos que uno toma se apliquen al negocio, de la mejor manera posible.

Todo emprendedor, por esa característica enérgica que lo envuelve, suele considerar tan importante lo que emprende (y es lógico que así lo sea), que muchas veces olvida que esa importancia sólo se la está confiriendo el mismo. Olvida también que para llegar a ser un “grande” hay que imitar las buenas prácticas de aquel. Y al olvidarse, comienza a configurarse una situación del entorno que está muy lejos de la realidad. En definitiva, creernos que “somos los mejores” no quiere decir que efectivamente lo seamos. Y es más, de ahí a creer que por adoptar los mismos recaudos que las grandes empresas eso nos confiere el mismo grado de importancia también suele costar caro…

Seguramente haya un sinnúmero de anécdotas en las cuales creímos que lo que emprendíamos era lo suficientemente “grande” o “importante” como para creer que lo era, y fue allí cuando la realidad se encargó de recordarnos que faltaba mucho para eso…



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