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La perseverancia y el trabajo por sobre todo

21 febrero, 2018 | Revista nº 16

Voz Empresaria (VE)- ¿Cómo nació éste emprendimiento familiar?
Enrique Parra (EP)- Yo era apicultor, trabajaba de chico con las colmenas hasta que tuve un problema de salud que hizo que esté mucho tiempo internado en Buenos Aires. Y así, por cosas de la vida, cuando salí del Hospital, mi hermana tenía un amigo que vendía gorras, banderas, chucherías en la calle, y me propusieron vender cosas en Mar del Plata.

(VE)- ¿Y cómo fue esa experiencia?
(EP)- Era vendedor ambulante, la primera esquina en la que trabajé fue en un semáforo en Juan B. Justo y Hedison. Imaginate que después de estar dos años enfermo, salir a la calle fue algo hermoso. Yo siempre algo vendía y le mandaba dinero a mis padres, tenía 21 años todavía era soltero. Hicimos temporada en Mar del Plata y de ahí nos fuimos a Río Negro.

Cuando pasó la temporada me tomé el tren, cuando todavía llegaba a La Pampa y me volví a Roberts (Lincoln). Esa noche me compré una olla de garrapiñada y un par de juguetes, apenas llegué me puse a hacer garrapiñada.

(VE)- ¿Ahí podemos encontrar el inicio del emprendimiento?
(EP)- Si. A hacer garrapiñadas nadie te enseña, se aprende quemando. Las primeras se las comieron mis viejos. Luego también armé un palito con juguetes y salí a las calles de Roberts. A la vuelta había un barcito con mucha gente, cuando paso uno me dice “con semejante lomo cómo no te vas a trabajar”, y eso me puso mal.

(VE)- ¿Y qué hiciste? ¿Cómo reaccionaste?
(EP)- Me enojé y seguí reflexionando. Hasta que en otra cuadra otra mujer me hizo otro comentario feo, y pegué la vuelta y volví a mi casa. A los pocos días me fui a Lincoln. Comienzo a vender en el Banco Provincia, con un paño rojo con pulseritas y garrapiñadas. A media mañana me viene a ver un inspector Municipal diciéndome que no podía estar ahí. Y le expliqué… que era lo único que podía hacer, que era mi trabajo. Y bueno me dijo que pague un permiso, y bueno así empezó mi historia, fui uno de los primeros vendedores ambulantes en Lincoln.

(VE)- Bien, y hoy en día ¿en qué consiste tu emprendimiento, qué ofreces?
(EP)- Ahora ya hice mi clientela y vendo garrapiñadas, pochoclos, copos de azúcar y algún juguete.

(VE)- Si nosotros venimos de afuera, de Buenos Aires, ¿Dónde te encontramos?
(EP)- Antes vendía casi todos los días en el centro. Hoy no, vendo en el Parque San Martín todos los fines de semana y para eventos públicos y privados cuando me contratan, cumpleaños, casamientos, etc.

Además tengo a toda mi familia trabajando conmigo. Como le pusimos al emprendimiento “La Familia”, ellos me ayudan. En realidad ya hoy en día soy jefe (risas), estoy enseñándole a mi hijo a producir. Pero todos trabajamos, mis hijos, mi señora y yo.

(VE)- ¿Elaboran todo en el momento?
(EP)- Algunas cosas sí otras no. Por ejemplo las garrapiñadas las llevamos hechas de casa porque lleva mucho tiempo, pero los pochoclos y los copos de azúcar los hacemos en el momento.

(VE)- ¿Cómo das a conocer tus servicios y productos?
(EP)- En Lincoln ya muchos nos conocen, pero nos pueden contactar por teléfono o encontrarnos en El Parque. Todos tenemos nuestras remeras del emprendimiento para que nos identifiquen.

En un momento, para unos carnavales, me dijeron que me tenía que disfrazar, a lo que no hice caso, ya que creo que la gente te tiene que ver, te tiene que identificar. Porque a mí ya me conocen y ya conocen la calidad de mis productos.

(VE)- ¿Qué fue lo que más te gustó y te sirvió del curso de Gestión
Empresaria del PEI?
(EP)- Me gustó la profesora (risas), me gustó como están preparadas quienes lo dictan, porque nosotros somos gente grande y sin embargo se desenvolvieron muy bien. Tienen que tener personalidad.

(VE)- ¿Qué es lo que te distingue de los demás?
(EP)- A mí me gusta estar bien, me gusta aprender. Por sobre todas las cosas ser honrado.

 



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